Éstos, que vienen ahora, son míos. Como no puedo conmigo mismo, tengo que hacer un par de inútiles aclaraciones preliminares. El primero ("Manifiesto") es una muy mala manera de comenzar una relación con el querido lector, pero tengo ganas de publicarlo. Además, es necesario saber que fue escrito en el fragor de una tonta batalla sin sentido. Quédense con este verso, lo demás sobra: "abrazar la cintura de esta tierra". Los demás poemas, júzguenlos ustedes mismos.
Leonardo.
MANIFIESTO
es difícil comenzar
sin ese ronroneo que empuja lentamente
el sentido o no, y que se hace
a duras penas palabra
y ni qué hablar de conjugar tales sentidos
porque a esta altura del partido
uno ya no sabe qué carajos
del panfleto y los
detractores-de-todo-lo-que-les-recuerda-la-culpa-que-subliman-con-palabras-esplendentes
o sobre la tragicómica tarea del payaso surtido de todos los dolores
formas, colores
sinestésicos-concretos-peludos
maléficos sabores
y otros yuyos que me recuerdan
irónicamente
que el trovador de la beatriz del corriente
mira televisión
y no se anda entre ángeles o beatíficas rosas esplendentes
y además eructa
después del puchero común que le ha preparado
su madre, tan común y tan silvestre
también es difícil continuar, porque
aunque las disputas sobre lo que es decible o no
ya han sido atravesadas por la sangre
bajo el puente
todavía uno se pregunta sobre la dignidad de su palabra
y si realmente podrá estirar la mano para juntar en sus cucharadas de letras
un poco de la sangre derramada
que va cediendo bajo los pies calientitos del que habla
y para continuar con preguntas de igual naturaleza
uno debe cuestionarse, a fin de cuentas
la existencia del propio poema,
sí señora, sí beatriz en remera y alpargatas mirando la telenovela
sobre este mismo poema
aunque ya sepamos
también, que la palabra
no es un insulto a nuestra sangre caída
sino la fórmula que hace de esa sangre
la palabra que quiere salvarse de tanta palabra
y de la peste que no usa las palabras, sino instrumentos
de otros calibres y materias
que un poeta deslumbrado por la estupidez de su palabra
llamaría "esplendentes"
habrá que repetírselo mil veces,
en especial a esos que andan en busca de la palabra perdida
el paraíso, el eslabón, y todo lo perdido y que no saben lo que encuentran en su paso errático
(que es lo único que han perdido)
o que matarían por un verso fresco y divertido
que no se trata de ejercicios del intelecto, erudiciones,
de los juegos horadando
su propio agujero sin sentido, que no se trata
de la revelación de lo primigenio,
la materia prima del alma de la tierra que engendró en siete días
la imaginación desconsolada de un judío,
ni la palabra perfecta de vaya a saber qué
ni el arte de sí misma que pone harapos de terciopelo a su miseria
si no vas a extender tus venas
hasta la letra
parir a tu hermano en el pulso de una palabra
que no sea otro que tu pulso
abrazar la cintura de esta tierra
entonces
córtese las manos, poeta
del fermento derramado de sus imbéciles muñecas
creceremos hasta el sol de la palabra
que ya no requiere de palabras
sino que quiere un solo, simple
y puro sol
CANTO PARA EL HERMANO
ando rostro cuesta arriba
ando bajando cuesta bajo
empinándose en camino el alma herida
desflorando de sus labios trago amargo
ando que busco una mano una manita
más nosea nonada
pedazo apenas de un humano
a ver quién quiere tanta herida rota hinchada!
de tanto amor que lo han negado!
a ver quién quiere manos mía
garganta sangre y huesos para alegrar
tan esto así todo entristado
ando que vivo de paso canto al hombro
ando que busco un vivo hermano
TRES POEMAS PARA UN AMIGO
1
tengo una hondura
que se agolpa en los huesos
de ella he visto crecer una extensión
y la he llamado futuro
del pozo de su costado
he apuñado las gratitudes que adornan claramente
tales instantes
la dignidad recuperada -así la he creído-
de su linda primavera
2
hube amontonado mis cenizas
su agua las ha sembrado y han brotado
piedras admirables
juntos hemos golpeado las ventanas
ingratas, hemos llegado entonces
hasta la ancha calle del mundo
ahora tengo tu hondura, compañero
que me va galopando en las médulas del vértigo
agradecidas y aterradas
3
pero aquí
donde no soy más que esta palma
abierta de par en par
la torpe esperanza
de un algo que me señale las evidentes postales
que nadie me ha señalado
poco puedo entregar en esta tierra
reseca
doy apenas mi territorio de hombre
simple, compañero
para que tu vida en esta jarra triste
siga llenando, en tierra mía siga
creciendo