miércoles, 25 de agosto de 2010

Una vez más. ( y otra, otra y otra)

Hoy recordé La Cura.
Compañera.

Clic
Clac, clac, clac.
Uno a cero,
y tres cuadros nuevos en la pared.

¿Será que aún no puedo despedirme?

Y pinto cuadros con corazones,
corazones devorados,
devorados por las corbatas.

Corbatas demoradas,
y un máximo de diez artículos.

Esta vez recordé La Cura
y puedo acompañarte,
mariposa mía.

Y digo mía ,
porque el viento también acepta sobornos,
y también
porque me enseñaron a decirlo así.

Crack!
Y el cuello también resiste.
Cogote.

La despedida nunca llega antes.
Nunca antes que el vómito,
y los espasmos
y contracciones

Hoy recordé la Cura,
compañera.
Y resulta que no puedo acercarme más.

Ni gritarlo puedo.

Tal vez unas disculpas y una vuelta en
aquél elefante ,
con sombrero
y corbata
y alucinaciones baratas
y llenas de traiciones.

Hoy inventé la Cura
y no puedo pintárselo en el oído,
compañera.

Entonces pinto cuadros rojos,
de paredes
y gritos.

Entonces la recuerdo bailando
y aprieto fuerte
y me rindo

Clic
Clac, clac , clac.

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