Hoy recordé La Cura.
Compañera.
Clic
Clac, clac, clac.
Uno a cero,
y tres cuadros nuevos en la pared.
¿Será que aún no puedo despedirme?
Y pinto cuadros con corazones,
corazones devorados,
devorados por las corbatas.
Corbatas demoradas,
y un máximo de diez artículos.
Esta vez recordé La Cura
y puedo acompañarte,
mariposa mía.
Y digo mía ,
porque el viento también acepta sobornos,
y también
porque me enseñaron a decirlo así.
Crack!
Y el cuello también resiste.
Cogote.
La despedida nunca llega antes.
Nunca antes que el vómito,
y los espasmos
y contracciones
Hoy recordé la Cura,
compañera.
Y resulta que no puedo acercarme más.
Ni gritarlo puedo.
Tal vez unas disculpas y una vuelta en
aquél elefante ,
con sombrero
y corbata
y alucinaciones baratas
y llenas de traiciones.
Hoy inventé la Cura
y no puedo pintárselo en el oído,
compañera.
Entonces pinto cuadros rojos,
de paredes
y gritos.
Entonces la recuerdo bailando
y aprieto fuerte
y me rindo
Clic
Clac, clac , clac.
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